El movimiento nos hace más inteligentes: La importancia de la psicomotricidad

29 May El movimiento nos hace más inteligentes: La importancia de la psicomotricidad

¿Qué es la psicomotricidad?

La psicomotricidad, hace referencia a la conciencia y control de los movimientos de las distintas partes del cuerpo.

La expresión corporal, hace referencia a la exteriorización de dichos movimientos para conseguir comunicarse con el entorno.

La psicomotricidad está estrechamente relacionada con la expresión corporal; en los primeros años son dos campos que se interrelacionan de forma constante.

¿Por qué es tan importante la psicomotricidad?

Es vital en el desarrollo motriz, cognitivo, comunicativo y afectivo, no hay que olvidar que los niños /as crecen, juegan y aprenden mediante su relación con el entorno y por medio del movimiento.

El famoso psicólogo Piaget decía: la palabra “aprender” proviene de «prender” y que en el movimiento, está la base de todo el desarrollo psíquico. La inteligencia se construye a partir de la actividad motriz de los niños/as, por eso es tan importante estimularles desde edades tempranas. Los procesos mentales  se relacionan estrechamente con la asimilación de las acciones motrices.

Es necesario que los niños/as integren su esquema corporal y las posibilidades de cómo usarlo. Se deben desarrollar las capacidades motoras según su edad y conseguir orientarse en el espacio.

El control, el conocimiento y la utilización del propio cuerpo son aspectos básicos del descubrimiento personal que tienen que realizar los niños/as en sus primeros años de vida. El cuerpo es el medio que los más pequeños/as tienen a su alcance para relacionarse con su entorno, con las personas y con los objetos.

Fomentar las actividades de psicomotricidad mejora la atención y la concentración de los más pequeños/as, les hace ser más creativos y les permite conocerse, lo que hace que afronten mejor sus miedos y se sientan más seguros parar relacionarse con su grupo de iguales.

La madurez psicomotriz se alcanza siempre en dos direcciones: desde la cabeza a los pies (cefalocaudal) y desde el centro del tronco hacia los extremos (próximodistal).

Se domina primero la musculatura de la cabeza y del cuello, luego del tronco, después la de los hombros, la pelvis, los codos, las rodillas, brazos y piernas y finalmente las de las manos y pies.

¿Hay distintos tipos de psicomotricidad?

De manera general, la psicomotricidad se puede dividir en dos grandes áreas:

Psicomotricidad gruesa: movimientos amplios del cuerpo como correr, saltar, andar, jugar a la pelota etc. Se desarrolla desde la cabeza hasta los pies.

Psicomotricidad fina: movimientos más precisos de las manos y de los músculos faciales como coger pequeños objetos con el movimiento de pinza, hablar, pintar, ensartar etc.

Para adquirir los movimientos más precisos, primero hay que dominar los más amplios o gruesos. No podemos esperar que un niño/a salte si no camina o que utilice el movimiento de pinza si no es capaz de coger un objeto con la mano.

¿Qué aspectos debemos tener en cuenta al estimular la psicomotricidad?

Para ejercitar la psicomotricidad debemos fijarnos en una serie de principios:

  • Considerar al niño/a de forma individual, no todos alcanzan los hitos madurativos al mismo tiempo, cada uno sigue un proceso determinado. Es necesario que se cumplan las fases según las direcciones mencionadas anteriormente (cefalocaudal y proximodistal).
  • Disponer de espacios suficientes y amplios, preferiblemente al aire libre.
  • Preparar materiales diversos adecuados a la edad de los niños/as.
  • Ofrecer los estímulos que de forma natural están en el entorno, invitará a los niños/as a experimentar y enfrentarse a pequeños obstáculos y conseguir superarlos.
  • No forzar si el niño/a no tiene la madurez fisiológica suficiente y necesaria.
  • Ofrecer libertad para que experimenten por si mismos/as y adquieran seguridad y confianza.
  • Fomentar el impulso natural de moverse y experimentar, la única limitación que debemos poner en el movimiento de los niños/as, es la seguridad.
  • A partir de los tres años podrá el adulto estimular de forma más guiada utilizando indicaciones verbales.
  • Facilitar ropa cómoda y ligera.

Si los niños/as se mueven y favorecemos la psicomotricidad, se establecerán las bases para una actitud positiva hacia la actividad física, que es un factor decisivo para la salud que se mantendrá toda la vida.

No olvidemos, además, que el movimiento está asociado al desarrollo sensorial, emocional y cognitivo.

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