El pez globo

14 May El pez globo

Valeria vive con su papá, su mamá y su conejo de peluche, que ella llama “Orejotas. 

Muchos días por la mañana, su papá o su mamá la llevan a la calle a dar un paseo cerca de su casa. Valeria lleva un patinete y puede correr y correr que es lo que más le gusta. Su conejo Orejotas se ha tenido que quedar en casa y después le contará lo bien que lo ha pasado en la calle. 

Hoy Valeria ha estado jugando mucho rato en el bulevar de su calle. De vez en cuando, saludaba a los otros niños/as a cierta distancia. 

 Después de una hora su papá le ha dicho: Tenemos que irnos a casa.  

 Yo quiero quedarme un ratito más. Lo estoy pasando muy bien.  

 Pero es hora de irse. ¡¡Vamos, vamos!!.  

 ¡No quiero!  

 Ya sé que no te apetece dejar de jugar, pero el rato de jugar se ha terminado. Nos vamos. 

Valeria se puso muy enfadada y dijo: ¡No, no y no!  

Cuando su padre intentó cogerla de la mano, el calor le subió por el cuerpo, empezó a chillar y a apretar los puños. De pronto, se tiró al suelo y la cabeza de Valeria  comenzó a inflarse como un pez globo enorme, su boca se redujo y sus mejillas se hincharon, los ojos parecían dos puntitos en medio de su cara.   

Su papá se sentó en un banco de la calle mientras Valeria pataleaba tirada en el suelo. Cuando Valeria sintió la mano de su papá notó alivio. 

Con la ayuda de su papá,  se fue desinflando y logrando calmarse poco a poco.  

 ¡Vaya Valeria! Te has enfadado mucho le dijo su papá. ¿Por qué te has enfadado tanto?  

 Es que no quiero irme, quiero seguir jugando en la calle.  

– Lo entiendo Valeria, sé que estás disfrutando pero el rato de estar en la calle se ha terminado. Ahora toca irnos a casa.  

Su papá le dio la mano Valeria empezó a caminar hacia la casa. Aún estaba un poco enfadada.  

 Papá le dio un abrazo y le dijo: Tranquila cariño, yo estaba a tu lado para ayudarte. Aunque gritabas muy fuerte sabía que poco a poco tu enfado se calmaría.  

 Acuérdate de que el rato de jugar en la calle se acaba cuando lo dice papá o mamá y es entonces cuando nos vamos a casa. Recuerda también que no cambiaremos de idea aunque estés inflada y roja como un pez globo.  Ahora subimos a casa nos lavamos las manos, nos quitarnos los zapatos y me ayudas a lavar el patinete para que esté preparado para cuando salgamos mañana 

Sugerencias.- 

Los miedos irracionales, las preocupaciones de los adultos contagian a nuestros hijos/hijas. La confianza en nosotros mismos y en ellos/as les da seguridad.  

Demos naturalidad a la situación, disfrutemos del momento y salgamos a la calle.  

Tendremos en cuenta las normas de seguridad. 

Es adecuado que planifiquemos con antelación lo que vamos a hacer y  lo que puede suceder.   

Contar el cuento, dibujar las escenas y personajes, ayuda en las nuevas situaciones.     

Calma, comprensión y coherencia.  

 

Seguimos en contacto. Un abrazo     

Mariángeles Mejías, psicóloga de Projardin                                              

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